¿Cómo se enfrentaba la emblemática Cleopatra a sus ciclos menstruales mientras gobernaba el antiguo Egipto? ¿Contaban las mujeres en tiempos de Clodoveo con soluciones creativas para sus periodos? ¿Cuál era la percepción de las mujeres modernas hacia su menstruación? El legado menstrual nos descubre episodios fascinantes de nuestra historia femenina. Es evidente que el progreso de nuestras sociedades ha moldeado la manera en que entendemos y gestionamos nuestros ciclos, transformando nuestra conexión con la esencia femenina. Adentrémonos en este viaje histórico.

Antiguos textos y registros: reflejo de los ritmos femeninos de épocas pasadas

Las primeras referencias sobre la menstruación nos llevan al milenario Egipto. Los registros de esos tiempos presentan una visión diversa del ciclo menstrual: a veces era restringido en determinados lugares sagrados y, en otros momentos, se le atribuían beneficios terapéuticos. Esta dualidad en la perspectiva egipcia se manifestaba en las distintas posturas de sus dioses respecto a la menstruación. A pesar de ello, figuras como Hatshepsut y Cleopatra VII se alzaron con poder y prominencia. Durante esta era, el dios Set, representante del desorden y la ruina, se vinculaba con los periodos femeninos. A pesar de la conexión divina que se le daba al ciclo, los médicos de la época adoptaron métodos prácticos, identificando trastornos como la amenorrea y recetando tratamientos con extractos y plantas.


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Más allá de los enfoques contemporáneos sobre los problemas menstruales, las mujeres históricamente crearon soluciones inventivas para gestionar su flujo, creando proto-tampones con materiales como el papiro. En paralelo, en la antigua Grecia, las damas empleaban paños enrollados sobre piezas de madera, marcando la primera versión del tampón moderno.

Transformación de percepciones y malinterpretaciones acerca de la menstruación.

El tabú asociado con la menstruación se desarrolló con el tiempo, influenciado por escritos de religiones monoteístas. En el intento de diferenciar a los seres humanos de su naturaleza animal, la menstruación fue estigmatizada. En el siglo I d.C., Plinio el Viejo, un sabio romano, afirmaba que la menstruación tenía el poder de "corromper el vino". Introducir algo en la vagina empezó a ser considerado un acto no sancto.

Se comenzó a optar por las enaguas en lugar de tampones, permitiendo que las mujeres expulsaran sus "contaminantes" y, de acuerdo con Hipócrates, un filósofo y médico griego del siglo IV a.C., sus "flujos nocivos". A este pionero de la medicina se le atribuyen observaciones sobre las mujeres y sus ciclos, llegando a la conclusión de que, si bien podría ser perjudicial, el sangrado menstrual podía tener ciertos beneficios para la salud mental. Documentos médicos de la Edad Media están en la misma línea, recomendando inmersiones en baños con hierbas purificantes. Se creía que el cuerpo femenino albergaba una dolencia que se liberaba durante la menstruación, una creencia que recuerda a las antiguas prácticas de sangría que dominaron la medicina por muchos años.


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Menstruaciones: Un misterio que perduró hasta los últimos años del siglo XX

A pesar de los progresos científicos relacionados con la menstruación, los tabúes no desaparecieron como se esperaba. Las creencias erradas se mantuvieron, y los estudios de Pasteur en el XIX consolidaron la percepción de la menstruación como un fenómeno impuro que requería atención higiénica especial. Con el tiempo, el tema se fue marginando, relegando la menstruación a un segundo plano y subestimando su relevancia en la vida de la mujer. "Las primeras protecciones higiénicas desechables hicieron su aparición en los años 20."

Durante las primeras décadas del siglo XX, ante la ausencia de opciones comerciales, muchas mujeres se vieron en la necesidad de diseñar sus propias soluciones. Con ingenio, adaptaban tejidos de pañales para bebés y los integraban a su vestimenta íntima, dando origen a las primeras bragas para la menstruación. En ese mismo periodo, surgieron opciones como el "apron sanitario", una prenda interior resistente al agua, y el conjunto de viaje propuesto por Sears, con un delantal y un cinturón especial, antecesores de las modernas protecciones lavables. Las raíces de las compresas modernas

En tierras francesas, las primeras compresas desechables no se materializaron hasta los años 20, gracias a la iniciativa de Kotex, que supo aprovechar la celulosa de algodón sobrante de la posguerra para concebir un producto asequible, funcional y "seguro". El panorama de la higiene menstrual se transformó con la llegada de tampones desechables de Kimberly-Clark en esa misma década, y posteriormente, con las compresas adhesivas lanzadas por Stayfree en 1969, más versátiles y ocultas. Estos progresos ofrecieron a las mujeres un nuevo grado de libertad y bienestar durante sus ciclos. Sin embargo, ¿contribuyeron estas compañías al empoderamiento femenino del siglo XX? Al observar su publicidad, parece que perpetuaron el silencio en torno al tema, promocionando los beneficios de limpieza de sus productos y evitando referirse directamente a la menstruación.


¿Avanzamos hacia una era sin prejuicios?

A pesar de los progresos logrados, aún quedan desafíos por superar, como la dificultad que enfrentan muchas mujeres debido a la falta de recursos durante su periodo menstrual. Además, se debe combatir la mala información y la falta de una educación sexual integral, que provocan inseguridades en torno a la menstruación entre las adolescentes, incluso en países avanzados. Es crucial continuar respaldando a naciones en desarrollo como Nepal, Kenya o Bangladesh, donde gran cantidad de mujeres no tienen acceso a medidas higiénicas básicas ni a servicios sanitarios óptimos, afectando su bienestar y educación.

La percepción de la menstruación ha experimentado una metamorfosis a lo largo del tiempo, influenciada por la evolución social. Movimientos como el feminismo han desafiado y desmentido concepciones erradas sobre la menstruación en las culturas occidentales. Las marcas han renovado tanto sus campañas como sus productos, incluyendo alternativas sostenibles y saludables, como las copas menstruales y la ropa interior diseñada para esos días. Condiciones como la endometriosis, anteriormente subestimadas por profesionales de salud, ahora son ampliamente reconocidas, brindando alivio a miles de mujeres mediante terapias efectivas. El estigma asociado con la menstruación está en declive gracias a una conversación más transparente. Estos cambios nos llenan de optimismo, esperando que en el futuro, el tabú alrededor de la menstruación sea un eco lejano.

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