La menstruación: un asunto biológico y social
Es normal para nosotros solo indagar por aquellas cosas que nos son útiles en el momento; sin embargo, el conocimiento es poder, aunque no se muestre igual en todas las circunstancias. En el caso del conocimiento sobre el cuerpo humano, esa información que hemos descartado puede hacer la diferencia cuando tomamos decisiones o cuando evaluamos las decisiones tomadas en el pasado.
El ciclo menstrual de las mujeres es uno de esos conocimientos que se han descartado gracias a los discursos moralistas, otorgándole a otros el poder de nuestra reproducción, vida y decisiones. Por eso decidimos hablar de la menstruación, adentrándonos en todo lo que engloba este término.
La palabra menstruación proviene del latín “menstruus” y significa “sangre que sale de la matriz de manera natural en mujeres y en algunos animales”. Está relacionada con el ciclo lunar, ya que suele ocurrir cada 28 días, igual que la duración del período lunar.
La menstruación es algo que les pasa a la mitad de la población humana, aproximadamente, durante 5 días cada 28 días entre los 12 y 51 años. Claro, esto siempre y cuando no estén embarazadas, no estén tomando anticonceptivos, no estén amamantando o no haya una situación estresante.
La menstruación se considera un proceso corporal “natural” exclusivo de las mujeres, que refuerza sin cuestionamientos su pertenencia a la categoría de mujer “normal”. Además de ser vista como un enemigo u opresor de la mujer, también funciona como un marcador literal y simbólico del sexo, sexualidad, fertilidad, edad y salud. También es un indicador concreto de la ausencia de embarazo en sociedades hetero normativas.
A pesar de que la menstruación es algo natural en el cuerpo de las mujeres, también es una experiencia única que no se puede describir de manera universal. Sin embargo, sigue siendo un suceso que define el día a día de las mujeres y su relación con su ambiente, es decir, es una experiencia biológica que se relaciona y da forma la realidad social que hemos construido como especie.
¿Quién dijo que las mujeres solo son sus cuerpos?
Pues según Elizabeth Grosz, la historia nos ha hecho creer que somos seres “más biológicos, más corpóreos y más naturales” que los hombres. Y esto solo por el simple hecho de tener un cuerpo reproductivo. Es común escuchar que nuestro temperamento y salud mental dependen de “nuestras hormonas”, pero ¿alguna vez te has preguntado por qué nadie dice eso de los hombres? Al fin y al cabo, sus cuerpos también están regulados por hormonas.
Iris Marion Young (2005) también señaló que la cultura ha proyectado en nosotras la identificación con un cuerpo “abyecto”. Esto significa que se valora lo “erecto” y se humilla lo “flácido”. ¡Qué injusto! La asociación entre la feminidad y la materialidad se puede encontrar en muchas etimologías que vinculan la materia con la madre y la matriz (ótero). Esto lleva a una definición cultural dominante de nuestros cuerpos como “fundamentalmente reproductivos”.
Por ser mujeres, somos alabadas como la feminidad ideal, pero también somos consideradas seres “monstruosos” y fuera de control. Nuestros cuerpos han sido construidos como lo que “no tenemos”, lo que “nos falta”. Incluso se nos ha visto como una amenaza de caos corporal. ¡Basta de estereotipos y prejuicios!
¿De dónde vienen esos estereotipos y prejuicios?
Pues, resulta que en la medicina, antes de que supiéramos todo lo que sabemos ahora, se comparaba la menstruación con otros sangrados en el cuerpo de los hombres. ¡Sí, así es! Según estudios médicos, de entre 1500 y 1800, los hombres también tenían sangrados periódicos en diferentes partes del cuerpo, como toser sangre, sangrado en la zona anal, o incluso sangrado periódico por la nariz o los dedos. En aquel tiempo, se consideraba que los órganos genitales femeninos eran internos porque al ser cuerpos más fríos, esto permitía mantener el calor del feto durante un embarazo. Mientras que los hombres, siendo cuerpos más calientes, eran considerados como más perfectos. ¡Locura! ¿Verdad?
Por otra parte, en la antigüedad también se consideraba la menstruación como un sangrado saludable, se creía que era una forma de recuperar el equilibrio del cuerpo y mantener la vitalidad y la salud, pero con el tiempo se convirtió en algo patológico y debilitante.
Esas ideas de equilibrio llevaron a pensar la menstruación como una manera de mantener el equilibrio. Según Stolberg, durante la historia, se han diferenciado tres teorías sobre la menstruación, y muchas de ellas tienen similitudes con las explicaciones que aún se dan en la actualidad.
Hasta 1580 aproximadamente, la teoría catártica dominó y consideraba la menstruación como una forma de liberar el cuerpo de una materia impura. Luego, vino la teoría pletórica, que entendía que la menstruación era una forma de eliminar un exceso de sangre en el cuerpo, especialmente en el útero. Finalmente, la teoría iatroquímica, que consideraba que el dolor y la sensación de calor durante la menstruación eran causados por un fermento menstrual, que se comparaba a la producción de vino o cerveza.
¿Qué relación tiene el cómo pensamos de la menstruación con el cómo vivimos?
La especie humana, gracias al cerebro y su evolución, ha organizado sus procesos mentales a través del lenguaje, este a su vez posibilito la construcción de creencias que movilizan la mayoría de las acciones humanas. Las creencias compuestas por pensamientos, experiencias y significados impulsan las relaciones humanas, creando una realidad social.
Dentro de la realidad social, los roles sociales de hombres y mujeres se justificaron en las diferencias sexuales naturales, estos roles se han variado en el tiempo sin desviarse de la creencia de que la mujer ocupa un lugar secundario en relación con el hombre en la toma de decisiones y la capacidad de supervivencia, ocasionando una desigualdad que se reconfiguró a través de la concepción de las dos esferas (pública y privada).
Los hombres trabajaban en el espacio público y ganaban un salario fuera de casa, mientras que las mujeres (excepto las de clases bajas) se quedaban en el hogar como esposas y madres. Además, el cuerpo de las mujeres era visto como más cercano a la naturaleza, débil y patológico por su condición menstrual. La medicina moderna retomó las metáforas de la Revolución Industrial y consideró la menstruación como un desperdicio, ya que indicaba un embarazo fallido.
La razón por la que la menstruación sigue teniendo una imagen negativa puede deberse a la asociación de mujeres con el descontrol. Durante la menstruación, las mujeres no están produciendo, no están continuando la especie, no están preparándose para cuidar a un bebé, ni están proporcionando un útero seguro para el esperma del hombre. ¡Qué locura, verdad!
Mientras analizamos la información nuestro día a día y la historia va tomando sentido, vamos comprendiendo que una experiencia biológica no solo pertenece y permanece en el cuerpo, se relaciona a todas las acciones que hacemos como especie, lidera nuestras decisiones y construye nuestro futuro y de todo lo que nos rodea.
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